Incidencia del Marketing en el consumo.
Por Fernando Ciotti (*)
Hipótesis:
El
Marketing, como disciplina social, organiza eficientemente la distribución de
flujos físicos y de comunicación e incide en las decisiones de consumo, aunque
no provoca el fenómeno conocido como “consumismo”.
Desarrollo:
No
podemos abordar el tema sin primero dejar de definir los conceptos a tratar.
Según la Real Academia
Española:
Marketing: Conjunto
de principios y prácticas que estudian el mercado y la demanda en busca
aumentar el comercio.
Consumismo: Tendencia
inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios.
El
desarrollo de este pensamiento entiende al Marketing como una disciplina
temática, una práctica profesional; y entiende al consumismo como un mal social
del sistema, que a veces este mismo crea. Las malas prácticas de la profesión y
la “canibalización” del sistema pueden ser un punto de vista que aporte ideas
bajo otro análisis.
El
consumismo y el Marketing tienen conceptos similares y aquí es donde se
produce, erróneamente, la relación entre ambos.
El
marketing es un concepto muy amplio, abarcativo de distintas herramientas y
disciplinas. De acuerdo a la rama, la finalidad principal puede ser la de
comunicar eficientemente, de acuerdo a una estrategia, conceptos y
características de tal manera que un producto pueda generar satisfacciones
sobre necesidades que un consumidor pueda tener de acuerdo a las
características del mercado y del consumidor; el Marketing analiza cómo debe
ser una correcta distribución para un producto determinado; con qué
herramientas hacerlos; estudiar al consumidor y entender sus necesidades, entre
otras cosas. Por consecuencia, el marketing debe ser la manera de comunicar las
ventajas que un producto o servicio ofrece por sobre el resto de sus
competidores (finalidad comercial); cómo, dónde y de qué manera hacer más
eficiente ese proceso, entendiendo el funcionamiento del mercado, sus
características y sus componentes.
Equivocadamente,
muchos creen que la necesidad es creada por el marketing; una visión correcta
es ver una necesidad insatisfecha y buscar la forma de concretar esa
satisfacción mediante un producto, pero la necesidad siempre esta. No se puede
crear la necesidad de tener un auto, o de tener un celular; la necesidad es
amplia y puede ser la de movilizarse, la de comunicarse, en estos casos, si se
puede mostrar las ventajas: el marketing comunica por qué un auto o un celular
en particular son mejores que el resto de la oferta y arma esa oferta de acuerdo
a la información recogida de un análisis de mercado; la necesidad es creada por
el contexto. El contexto liberal a ultranza (neoliberalismo) convierte al
fenómeno del consumismo como una sensación creada por el entorno, una
lamentable sensación de vacío existencial. La globalización, la producción en
cadena, la comunicación masiva, la “viralización” de ésta y la amplitud o
facilidad de acceso a la comunicación, acelera y profundiza (a veces de manera
amenazante para el consumidor) las necesidades de las personas. El deterioro
cultural/educativo del conocimiento, del trabajo y del esfuerzo ha llevado al
“empobrecimiento” del hombre. Eduardo Galeano, en su texto “El Imperio del
Consumo” dice: “El sistema habla en
nombre de todos, a todos dirige sus imperiosas órdenes de consumo, entre todos
difunde la fiebre compradora, pero ni modo; esta aventura comienza y termina en
la pantalla del televisor”…“Esta civilización, confunde la cantidad con la
calidad, confunde la gordura con la buena alimentación”…
Es
aquí donde entra en juego otro concepto que poseen en común los dos términos
bajo análisis: el de status, aunque debe analizárselo
desde una perspectiva distinta, casi como una situación de causa-efecto. La
canibalización del consumo nos dice que uno puede escalar socialmente si posee
tal o cual producto.
Según Galeano, en el texto ya citado, “Dime cuanto y que consumes y te diré quien
eres”. Ciertamente la publicidad categoriza e invita a pensar (o incita) al
consumidor que puede elevar su status social con la adquisición de tal o cual
producto (un auto o un celular, para citar los productos mencionados), pero
debemos analizar dos cuestiones: primero y principal, entender que el Marketing
no es solo la publicidad de un producto, sería un pensamiento muy vago y falto
de herramientas como el análisis del precio, la comunicación real (no sólo la
publicidad “per se”) y el análisis de una distribución eficiente; y por otro
lado la real necesidad de sentirse más por tener tal o cual producto habla de
un empobrecimiento personal. Si las condiciones de juego cambiaran (mejora en
la distribución de la riqueza, socialización de las personas, etc), el
Marketing deberá adaptarse, pero nunca abandonaría su naturaleza de estudio ni
podría dejaría de atender y analizar las cuestiones que destacan las cuatro “P”
(conceptos fundamentales para un Plan de Marketing).
La
siguiente es una frase de Juan Pablo II y la cito para encontrar una armonía
entre lo expuesto y sus palabras: “No es
malo el deseo de vivir mejor, pero es equívoco el estilo de vida que presume
como mejor cuando está orientado a tener y no ser…Para esto es necesario
esforzarse por implementar estilos de vida, a tenor de los cuales la búsqueda
de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás
hombres para un crecimiento común sean los elementos que determinen las
opciones de consumo, de los ahorros y de las inversiones…”.
El
Marketing incide en el consumo, por definición es su principal función. Se
convierte en un sistema analítico con el fin de ayudar o potenciar la
comercialización de productos o servicios, creando valor para que sea percibido
por el consumidor. Claramente una buena interpretación y aplicación de todos
los conceptos anteriormente descriptos van a persuadir la decisión del
consumidor e incidirá en el todo el proceso de comercialización y ventas. Así
lograr diferenciarse.
Conclusión:
Sería erróneo castigar al Marketing,
como disciplina académica, como el responsable de una cultura desmedida e
irresponsable. En muchos aspectos del sistema en el que vivimos se ha perdido
la moralidad y en muchos aspectos eso ha llegado a los negocios. Aún así los
niveles culturales y educativos han sido socavados por el propio sistema, lo
que ha llevado a las malas prácticas.
(*) Fernando Ciotti es alumno de la Universidad Argentina J. F, Kennedy de la Carrera Comercialización. Asignatura Marketing Internacional. 1ª Cuatrimestre, 2015. Prof. Norberto Alvarez Debans.
Los trabajos expuestos son publicados más allá de las notas obtenidas.
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